Cowart colgó y se dio cuenta de que a veces era un estúpido, incapaz de decir lo que quería, de articular lo que debía. Golpeó la mesa en un arrebato de frustración. Luego se acercó a la ventana de su cubículo y contempló la ciudad. El tráfico de la tarde fluía hacia la autopista como un manojo de nervios palpitantes, deseosos de volver a casa con la familia. Se sentía rodeado de soledad. La ciudad parecía asarse bajo el cálido cielo azul, y los edificios reflejaban la intensidad del sol; en una intersección, vio una maraña de coches que maniobraban como agresivas orugas en la tierra. «Vivo en un lugar peligroso —pensó—. Nada seguro.»
1 commento:
Juicio Final!
Pone alguna cita de Sully, se lo merece!
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